Nativos digitales, ¿cómo encarar la crianza?

En la actualidad, es importante que los niños aprendan a utilizar la tecnología desde temprana edad, ya que esto es fundamental para su desarrollo en un mundo cada vez más digitalizado. Sin embargo, es importante que esta interacción tecnológica se realice de manera responsable y bajo la supervisión de adultos, tanto en el hogar como en la escuela, según expertos.

La tecnología y el acceso a la información son beneficiosos, pero también tienen efectos negativos en la salud y los procesos de aprendizaje de los niños. La sobreexposición a pantallas y videojuegos ha demostrado afectar negativamente la habilidad de atención y concentración en los niños. 

Según la psicopedagoga Griselda Aguilar, estudios científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han sugerido que el uso excesivo de pantallas genera retrocesos cognitivos en los menores.

Los niños desarrollan sus habilidades a través de la experiencia y la interacción con otros niños, no sólo mediante videojuegos. Se ha comprobado que los niños expuestos constantemente a pantallas tienden a aburrirse más rápido, lo cual afecta su desarrollo cognitivo. 

La neurociencia ha demostrado que el desarrollo del lóbulo frontal nos permite acceder a la regulación emocional, y cualquier actividad lúdica genera dopamina, crucial para el desarrollo infantil, según Aguilar.

Es importante destacar que aprender a través del juego, ya sea con dominós, rompecabezas, etc., es diferente y más efectivo que hacerlo de manera mecánica.

“Estos juegos y actividades fomentan la resolución de problemas y el aprendizaje significativo, algo que los videojuegos, aunque estimulan la memorización y la mecanización, no pueden proporcionar”, añade la experta.

Es crucial que los padres establezcan límites para el uso de la tecnología. Según la OMS, los niños menores de 4 años no deberían tener acceso a dispositivos sin supervisión y con límites claros.

Los riesgos 

La exdirectora de la Fundación Internet Bolivia Eliana Quiroz recuerda que, en internet, todos estamos expuestos a riesgos; sin embargo, los menores y adolescentes son más vulnerables. 

El robo de información privada es el riesgo principal. El problema en las redes sociales comienza con el anonimato y la facilidad de suplantar identidades.

Un adulto puede fácilmente hacerse pasar por un menor y contactar a otros niños o adolescentes con fines delictivos. Si los menores tienen cuentas en redes sociales o si los padres suben sus fotos a estas plataformas, es probable que los pederastas vendan estas imágenes en redes de pornografía infantil.

El tener tanta información personal y fotografías cotidianas en la red expone a los menores a ser atacados por sus pares. Los casos de bullying por cuestiones raciales, religiosas o de aspecto físico son frecuentes. Los colegios y círculos de estudiantes y adolescentes suelen tener grupos cerrados donde incluso se comparten montajes que atentan contra la dignidad de los menores.

El problema de los foros, grupos e información en internet es latente. 

Los menores con acceso irrestricto a internet y sin supervisión pueden ser contactados para participar en dinámicas que atentan contra su integridad. Un ejemplo conocido fue el reto en línea conocido como Blue Whale (Ballena azul), que obligaba a los menores a autoinfligirse lesiones con el reto final de acabar con su vida.

Quiroz recomienda a los padres estar involucrados en la vida online y offline de sus hijos, entender qué espacios frecuentan, qué aplicaciones utilizan y conocer sus juegos. 

“El primer paso es conversar con ellos y comprender dónde están y qué hacen. Las comunidades de videojuegos pueden ser saludables o no, y estos espacios deben ser comprendidos para saber qué valores y prácticas están aprendiendo de esa convivencia online”, añade Quiroz.

Existen software y aplicaciones de control parental que permiten a los padres acompañar y controlar la actividad en línea de sus hijos. Sin embargo, esto no es suficiente. Siempre es mejor entender qué aprenden de los foros y contenidos en línea, preguntarles al respecto y conversar sobre su contenido favorito. Esta práctica debe llevarse a cabo tanto en la vida online como offline.

¿Cómo afecta el uso desmedido?

Según Aguilar, si un niño está expuesto continuamente a videojuegos y estímulos que sobreexcitan su cerebro, es probable que experimente mucho placer, pero limite otras actividades importantes y sus habilidades creativas.

El desarrollo humano depende de etapas fundamentales. Los juegos de ensamblaje y de mesa tienen beneficios significativos. Cuando un niño está frente a una pantalla todo el tiempo, se pierde la oportunidad de desarrollar habilidades de comunicación y de socializar con otros niños. 

¿Qué estrategias o recomendaciones se puede dar a los padres?

El ingeniero de software y experto en Tecnologías de la información Erick Salazar resalta que “lo importante es que los padres comiencen a enseñar a los hijos algunas actividades digitales sencillas como, por ejemplo, hablar con familiares por videollamada, investigar alguna tarea, descargar música o archivos. Aprovechar estas actividades cotidianas para, de a poco, ir educándolos en las competencias digitales”.

Salazar recomienda las siguientes herramientas de control para que los padres puedan monitorear los dispositivos de sus hijos: Quality Time, Qustodio, Family link, Kids place, Your Hour y Antisocial. 

También es muy importante que los menores utilicen buscadores alternativos a Google, pues este motor de búsqueda no filtra el contenido inadecuado. Los buscadores recomendados para los niños son Kiddle y Bunis.

Jesús Reyes, cientista de la educación y padre, expresó su preocupación por la tendencia parental de criar al próximo Einstein. “Actualmente, hay una tendencia en los niños a tener dificultades para desarrollar habilidades sociales. Lo que define cómo se comportará un adolescente, cómo se comunicará, depende de cómo interactuó con otros niños durante su infancia”, agregó.

Los expertos coinciden en la importancia de acompañar y supervisar las nuevas dinámicas en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes. La paternidad presente es más necesaria en tiempos de digitalización, añade Reyes.